lunes, 10 de junio de 2019

EL CARAVASAR

CAP. XXIII:    EL CARAVASAR 


     Y allí estaba, solo entre esa muchedumbre… ¿Cómo podía ser? Posiblemente sumasen entre ocho o diez lenguajes diferentes todas aquellas personas. No éramos más de unos cincuenta, tal vez sesenta, pero a todos nos unía un mismo destino: El Intercambio -y definitivamente arribar a Jotán-. 

     Tras haber recorrido en la última semana treinta y cuatro kilómetros con aquel hombre y su pequeña caravana -que conocí hace ya muchos meses- esencialmente lo que sentía era agotamiento físico, pero ello no frenaba ni por asombro la ansiedad que yo tenía por conocer aquel lugar y a las gentes que me rodeaban.  Por el sendero dejamos huellas perdidas -de posiblemente exploradores atrevidos o quizás de inconscientes viajeros- y decenas de esqueletos que mostraban la dificultad y la aridez del desierto, los animales en más de una ocasión requirieron de paradas y continuos suministros de agua, cuestión que ralentizó nuestro camino y entre las propias personas, existían en ocasiones, unas miradas profundas complementarías de un sentimiento de perdida. Pero definitivamente, tras varios días de retraso, al divisar en el horizonte esta construcción supimos que seguíamos según nuestros cálculos en el camino indicado. 
Además de las más de ocho lenguas que intercambiaban palabras, existían una infinidad de menudeces en las que cuidadosamente, poder detenerse, y observar: Unas jóvenes y unos niños alimentaban, limpiaban y cepillaban los animales que trataban de recuperar el trozo de vida perdido durante la última etapa, dos curtidores y un orfebre trabajaban bajo el duro sol para arreglar varias riendas de los animales de tiro, personas con vestimentas muy diversas entorno a una mesa jugaban a los dados mientras bebían un ardiente orujo, varios grupos de tres o cuatro personas comían sin reparo -aunque respetando, claro, las tradiciones de esas personas- cantidades de comida que yo no hubiese hecho en semanas, hombre mitificaban [gracias a la ayuda de  traductores e intérpretes] sus glorias y viajes y presumían de tener mercancías tan exóticas que los pudientes burócratas de Bagdad o que la descuidada nobleza europea ni hubieran podido soñar contemplar.

Ese espacio reducido que podría haber sido una gran posada italiana, era mucho más que una posada. Un microcosmos pacífico colmaba y dominaba aquel lugar ofreciendo a los viajeros casi una especial invitación para quedarse definitivamente tras un gran recorrido por las infinitas dunas y los picudos y cortantes salientes montañosos, definitivamente pude relajarme y sentirme como siempre: solo. Ese era un poco quizás el sentido de mi viaje, pero en mi carrera apremiaba en cuantiosas ocasiones la gratitud social y los placeres que esta podía ofrecerme: haberme negado en aquel lugar a interactuar hubiese sido en cierta forma negar la posibilidad de la paz y el intercambio cultural que existía en aquel lugar pese a las diferentes costumbres de la procedencia de cada uno. 











jueves, 24 de marzo de 2016







44

Cambiar de psiquiatra
es cambiar de vida;
Cambiar de pastillas
son nuevos aires.


PD: ¡TRY RED PILL!

47

De tu  negro interior; un extranjero.
Un Kafka descafeinado, por favor.


 51

Porque ese pezón
solo se lame una vez así.

59

Hay una vida paralela
que en el marco temporal
le saco tres días de ascensión.
                            ¿Por qué me envías mi pasado?



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domingo, 14 de febrero de 2016

VII.III

I.III

     Aquella mañana las nubes habían amanecido enfurecidas por el gris, a excepción de alguna muy suave grieta por la que la luz hacía alarde de su existencia. El viento azotaba soplado por Céfiro, y el agitado oleaje rompía contra las grandes rocas despeñadas con mayor fuerza que la que expresa la propia ley establecida por Newton. Algo había hecho de ese amanecer un recuerdo trágico para los habitantes de Dublin Bay.
     Si continúas la bahía dos kilómetros dirección contraria a la zona más comercial de esa parte de la capital irlandesa hay una senda que va paralela a los picados acantilados. Solo si te alejas de la feria y la playa podrás encontrar este lugar. La dirección de un grupo turístico de japoneses había decidido hacer esa ruta que dista unas cinco millas del punto más accesible en automóvil. A las 11:23 de la mañana de aquel Martes 13 de Abril uno de los turistas visto una extraña mancha entre el oleaje y lo que rápidamente identificó en su centro como un cuerpo desnudo. Todo el grupo japonés de las gorras amarillas así lo identificó.











jueves, 31 de diciembre de 2015

MARKETING DE DISIODOS COMPULSIVOS -Huellas de la ciudad-.

  
     Se ha vendido en estas fechas todo el pescado que debía venderse, y ella se pregunta: ¿Los gatos celebrarán las navidades en los contenedores con todas las raspas de las viejas señoras?

     Siempre atrajo a todo tipo de públicos su forma de persuadir, su trasfondo esotérico profesional y la malévola sonrisa que compartía con Jack Nicholson. Ojala alguien hubiese cerrado la puerta aquella noche, aquella noche. Conforme con los atroces acontecimientos venideros, se encerró en el bucle que suponía la incondicional creatividad. Llamadlo humilde soberbia o definitiva indecisión. Murakami, calcetos de semanas atrás y váteres atascados, hablaba consigo mismo, parafraseaba sus perladas y veía caer a las víctimas del cielo. La Santísima Trinidad vestida de luto. 

miércoles, 21 de octubre de 2015

62 SILOMISMOS




36  

Digno de estudio.

Como los crímenes pasionales 

o las plantas carnivoras   




37  

He firmado con Ketchup

mi redención más externa.. 

He utilizado Mostaza

para desinfectar mis heridas.   



38
  
¿En qué libros puedo 

hallar la Geografía del Mar?  

                                           La Isla Mínima



miércoles, 30 de septiembre de 2015

Ensalada con malta y kakfa.

  

 .     Un pequeño ídolo del viejo Egipto
 .     Una llamada telefónica inoportuna
 .     Un mechón de pelo del bigote de papá
 .     Un insignificante recorte de la página de sucesos locales
 .     Restos anónimos de esperma
 .     Un estéril resplandor
 .     Una edición descatalogada
 .
 .
 .



        En fin, creo que no se que más podría añadir a la lista. La insignificante lista de cómo prepararme un buen potaje. Antes los preparaba. Para nosotros, para vosotros, para ellos. Si sabes cómo prepararlos... ¿por qué ceñirte a los congelados del supermercado? Es fácil; ¿quién consigue unos ingredientes? El que los cosecha. ¿Y quién cosecha? La paciencia. La mayor de las gracias que nos impulsa a esa cicuta a la  que algunos son tan osados como para llamar vida. Otros, en cambio, prefieren redactar listas de la compra imposibles. Se imaginan: ¿Disculpe señorita dónde está la sección de los cuadros que nunca pinté?...

 -No, no, no. Mierda, nada de eso está bien. Volvamos a empezar: 

      Corto las venas, aso los gratos recuerdos y descongelo la paciencia.

-Ahora creo que si.

      Corto las venas, aso los gratos recuerdos y descongelo la paciencia. Es normal que los ojos te lloren pues la cebolla destapa esa caverna tan recóndita dónde algunos de tus vivencias más traumáticas han vivido durante años. Los colores de la verduras son los confeti que nunca te lanzaron y en medio del esperanzador verde de la ensalada una cucaracha fue a depositar sus estimadas liendres. Arroz con kafkas pasadas. Pasas que pasan de hablarte. De los cuchillos no te preocupes, no son lo que nos han contado son inofensivos, sobre todo por el lado del filo; caminar por él es andar entre las densas calles de la psique social. Si tienes fiebre usa tu Frost, si tienes frío no olvides la publicidad de Fagor. 

viernes, 26 de junio de 2015

   


         Me salvan las rojas y sonoras  tabletas de Kit-Kat y esas horas de espera y fuerza física que paso en el retrete en esa maldita y cómoda posición antinatural; quizás una sea consecuencia de la otra pero para mi suerte son La Redención. Un Ave María contemporáneo, una noche de San Juan en la hoguera o el nuevo videojuego para la XBOX 3.60 que tanto lleva esperando el mocoso de turno. No tengo la mínima constancia de a que me dedico, ni cuáles eran los objetivos… ¿Existen? ¿Los he tenido? No lo recuerdo o no quiero recordarlo, no lo se del todo. Pero ahora estoy totalmente limitado a este ejercicio de ama de casa que siempre me gustó y dinamizó la situación. Tú, en cambio: viajas. A México, a la mente del borracho del bar y los abismos de tu propia psicosis. O eso crees, más bien eso crees; pero tampoco es del todo así. Buscas ese billete para el aeropuerto que solo va a llevarte de ida a la madriguera del blanco conejo, en cambio, desconoces o olvidas que no hay billete de vuelta y que nada de lo que te enseñó el sombrero es lección para esta vida tan tangible y deshumanizada.