Me encuentro atrapado entre una
corriente social continua de pragmatismo y realidad tangible. Ahora bien;
evidentemente el pensamiento mágico influencia de manera directa mí día a día
de forma desproporcionada. Es un dejar de hacer por ver el gato cósmico de
Nobita en el chucho mexicano de la señora de grandes gafas de sol y largo
abrigo que veo todas las mañanas camino a la rutina -que realmente supone una
decepción desventurada- diaria.
¿Qué hacer cuando ves la luna reflejada en el
espejo del baño? Recuerdo que no había ventanas en aquel lugar. Encriptar a
través de la introversión tu código personal para ti y únicamente para ti; e
intentar cumplir ese código de normas que incluso acaban por adicionarte y
falsamente gustarte. Intenciones desposeídas por el juego de los estímulos
tragicómicos. Mi superhéroe favorito es Banal-Man, si; coleccioné y compré
uno por uno todos los fascículos en el quiosco del parque cada domingo por
la mañana junto a mi primogénito Érror. Se
llama ilusión al amanecer, y decepción cuándo después de tantas horas me fusiono
con las sábanas. Por suerte, ese es el momento de otro de mis ídolos favoritos. Me sopla y mece hacía esos mundos desconocidos pero que se encuentran en lo más profundo de mi interior. Nadas
en contra de la corriente, un salmón. Un sabroso y delicioso salmón ahumado
hace olvidar que hay entre las manos. No recuerdo haber utilizado tenedor y cuchillo para este plato anteriormente... No importa: el trabajo será más limpio.