jueves, 12 de marzo de 2015

Megalomanía del patriota.


       Me encuentro atrapado entre una corriente social continua de pragmatismo y realidad tangible. Ahora bien; evidentemente el pensamiento mágico influencia de manera directa mí día a día de forma desproporcionada. Es un dejar de hacer por ver el gato cósmico de Nobita en el chucho mexicano de la señora de grandes gafas de sol y largo abrigo que veo todas las mañanas camino a la rutina -que realmente supone una decepción desventurada- diaria. 
      ¿Qué hacer cuando ves la luna reflejada en el espejo del baño? Recuerdo que no había ventanas en aquel lugar. Encriptar a través de la introversión tu código personal para ti y únicamente para ti; e intentar cumplir ese código de normas que incluso acaban por adicionarte y falsamente gustarte. Intenciones desposeídas por el juego de los estímulos tragicómicos. Mi superhéroe favorito es Banal-Man, si; coleccioné y compré uno por uno todos los fascículos en el quiosco del parque cada domingo por la  mañana junto a mi primogénito Érror. Se llama ilusión al amanecer, y decepción cuándo después de tantas horas me fusiono con las sábanas. Por suerte, ese es el momento de otro de mis ídolos favoritos. Me sopla y mece hacía esos mundos desconocidos pero que se encuentran en lo más profundo de mi interior. Nadas en contra de la corriente, un salmón. Un sabroso y delicioso salmón ahumado hace olvidar que hay entre las manos. No recuerdo haber utilizado tenedor y cuchillo para este plato anteriormente... No importa: el trabajo será más limpio.