domingo, 18 de mayo de 2014

Lo intrínseco a la moral.

              Dos personas hablan sobre la marginación positiva bajo el olivo de la plaza... Me extraño e indiscretamente me acerco aunque sin llegar a hacer acto de presencia dentro del grupo.Hay un banco dónde sentarse a unos dos metros de ellos. Enchufo el pitillo Chesterfield de la empatia y la espera. Existen mil formas de abordarla -refiriéndose el joven con gafas a la marginación-, existe tanto en luz como en oscuridad; siempre y cuándo uno se encuentre receptivo a ambas y sea capaz de diferenciarlas. Existen cientos de protectoras que buscan gente con quienes llenar esas horas vacías de los cientos de jóvenes galgos maltratados. Lugares donde el caballo cabalga por todas los habitáculos del edificio sin dejar vena atrás y escenas dónde cientos de activistas de Greenpeace acaban en húmedos y oscuros calabozos condenados por corruptos tribunales internacionales. Estas tres escenas pertenecen a la clandestinidad pero difieren en cuanto a su contenido intrínseco marginal. -Si encuentras la diferencia, lo verás claro-.

        Todo esto de la degenerada   generación del Neogrunge nos ha pillado tan por sorpresa.... Y el movimiento Underground parece continuar a las sombras de estas doce esquinas como nunca antes se nos había mostrado. Existen placeres relacionados con el círculo del juego y otros bucles que abarcan los descontroles emocionales. La educación que recibimos se centra en lo sistemático, de ahí que tantos niños salgan de los colegios sin lugares a dónde ir: sus padres trabajan para esas zapas y esos jersey fabricados por Nike en paises dónde niños ni visitan escuelas . Miles de ancianos recorren ciudades nacionales en autobuses donde el calor puede con su propio olor a putrefacción vegana, vagan en busca de la inspiración geográfica cuándo desde un punto de vista sincero, reside en el propio descanso y el anásilis su tremenda experiencia. Lo clandestino y lo ético se confunden en esa parroquia junto al portal de mi edificio. Sus feligreses, apoyan sus dejados codos en la fría y pegajosa barra mientras observan como mueve la hija de Gredos su hermoso trasero de la cocina a la caja registradora y de ahí a la cámara frigorífica. En la televisión el Atlético de Madrid acaba de ganar la liga, y en el en el sur del desierto del Sahara Occidental esos dos hermanos han fabricado su balón de oro con las viejas chilabas de su difunto abuelo Bereber. Agradecen su temprana herencia. Poder observar la basura con objetividad y diferenciarla de la luz se trata de algo muy difícil para los tiempos que transcurren. Es una ardua tarea... pero siempre hay alguien tiene que hacerlo y en este mi contexto muy pocas personas están dispuestas a ello.