domingo, 16 de marzo de 2014

Huellas de mi ciudad.

        Entre viejas torres de ordenador y viejas impresoras con colores que nos llevan al pasado; duerme él. Despierta cada mañana con un Brick de Biofrutas Tropical que se encarga cada tarde de comprar y añadir a su frigorífico antes de dar por concluida la jornada. Pasa largas horas desentrañando antiguos aparatos electrónicos. Conoce el interior de móviles Siemens. Conoce el secreto de por qué esta empresa dejó de fabricarlos. Faxes Sony antiguos y placas base desmenbradas. Televisores Nokia retirados y Radios Fujfilm que algún día retransmitieron programas que alguien escuchó con atención. Registra cada lugar de la Web como si allí hubiese olvidado algo y buscase recuperarlo. No pestañea mientras desliza el ratón por la almohadilla. Esa flecha se desplaza por el escritorio en busca de información. Cualquier documentación puede ser utilizada para comprender un poco mejor los sistemas de telecomunicaciones virtuales y digitales del S.XXI. Busca, busca. Resistencias y Leds. Noches y Flexos. Rastreando foros lo ha hallado: El vídeo que andaba buscando desde hacía tanto tiempo y que no esperaba para nada. Llega como un choque de realidad desde la Deep-Web. Un cáncer virtual. Un peso del que no será demasiado fácil librarse. En la base de datos de cierta empresa mexicana dedicada al tráfico de armas muestran vídeos de como ciertos capos de un Cartel de Ciudad de Juarez prueban su mercancía armamentística con decenas de inocentes. A él, no le supone excesivo esfuerzo emocional ver esa serie de proyecciones pero al final de la reproducción hay alguna extraña sensación que le inquieta. Su ordenador se bloquea durante varios segundos y su mente queda tan en blanco como su computadora. A4 ante un escritor frustrado. Vuelve a la realidad, cierra la pestaña desde el servidor Onion y  estira su mano derecha hasta la caja de herramientas metálica color azul. Extrae un destornillador y se levanta con dirección al último disco duro externo que está desguazando. La chatarrería electrónica y yo -se dice para sí-.

          Han pasado tres noches y dos mañanas y el Brick verde se encuentra vacío junto a la lamparita de inspiración barroca y el cenicero de cristal impoluto. Alguien toca a la puerta con dos golpes secos y fuertes. Tres segundos de espera y tres golpes más fuertes. ¡Interpol! ¡Abra la puerta!

Las hojas de Dionisio